El joven discípulo de un filósofo sabio llega a su casa y le dice:
-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia…
-¡Espera! -lo interrumpe el filósofo-. ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
-¿Las tres rejas? -preguntó su discípulo.
-Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario…
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces… -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
(Relato Anónimo completo)
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Excelente, Fernando, me dejaste una buena enseñanza. ¿No hay problemas si lo publico en mi blog? Saludos!
que va Alessandro, es un cuento anónimo :)
Gracias, igualmente puse el link hacia tu blog
No se porqué, pero me da por imaginarme al sabio maestro como un corrupto tratando de ocultar su culpa. ¿Será que uno ha dejado de creer en los sabios y en los maestros?.
Deportistas dopados, políticos corruptos, banqueros ladrones y ahora hasta un maestro shaolín asesino… vivimos tiempos como para fiarse de nadie.